jueves, 3 de diciembre de 2015

Bilbao

Llevamos unos fines de semana que no paramos en casa...bueno, ni en Francia.

El fin de semana pasado lo pasamos en Bilbao.

Allí nos juntamos unos cuantos amigos de Toulouse, otros de Madrid y, claro, los vascos.

Yo ya conocía Bilbao y además al ir con más gente sabía que no iba a poder turistear mucho, pero tenía dos cosas pendientes: entrar al Guggenheim y montar en el funicular. Ni qué decir que, al final, no hice ninguna de las dos.


Nos limitamos a hacer cosas típicas: pasear por la Ría, comer pinchos por las 7 Calles, mojarnos con la lluvia, comprar los regalos de los Reyes Majos , tomar copas  hasta altas horas de la madrugada y cruzarnos con arañas gigantes.





El sábado por la mañana llovió bastante, nos mojamos y, como en la comida me senté al lado de la puerta, acabé helada. Pero luego salió el sol y el resto del fin de semana fue más llevadero

por fin cielo azul
Fuimos al Guggenheim, pero la entrada me pareció cara y como la exposición no me interesaba mucho (sólo quería ver el edificio por dentro), decidí no entrar.

gris contra gris
gris contra azul.
En el Teatro Arriaga me encontré de bruces con la Navidad. Este año tenía muchas ganas y me encantó el ambiente.


En cuanto al alojamiento, no puedo dejar de recomendar el Hotel Abando. Nos salió muy bien de precio, la habitación nos encantó y el personal era super agradable...con deciros que en la cafetería me pusieron un té media hora después de haber cerrado...eso en Francia no pasa ni de coña.

Nuestra habitación: las mesillas me encantaron.
No fuimos a tantos restaurantes como en San Sebastián, tiramos de pintxos, que nos encantan, pero para comer sentado os recomendaría el asador Txacoli Simón. Allí comimos una chuleta estupenda y unos entrantes muy buenos, especialmente las setas, a un precio razonable. Eso si. es muy difícil de encontrar.


Acabo con una curiosidad gastronómica: la flor eléctrica. ¿La conocíais?. 
Yo había leído algunas cosas sobre ellas y tenía mucha curiosidad por probarla.


El Sábado pasamos por la zona del mercado de flores, al lado de la Ría, pero resultó que ese día había mercado de verduras y productos bío. Y allí vi las flores y me empeñé en probarla. 


La experiencia fue...curiosa. Y supongo que eso es un eufemismo. 

Compramos una flor para cada uno, ya que A. no estaba muy convencido con eso de ponerse a comer flores que parecen el centro de una margarita como si fueran pipas. Nos las metimos en la boca y lo primero que me dijo A. fue "esto no sabe a nada", pero al segundo empiezas a notar un sabor muy fuerte, yo diría que picante, pero no como el de la pimienta o el chile, y empiezas a salivar.

Es una sensación muy difícil de describir, la boca se te llena de saliva, la lengua se te adormece y, por un rato parece hasta que te cuesta respirar y tienes palpitaciones. Ya os dije que era curioso, no forzosamente agradable...menos mal que sólo compramos una por cabeza...

Si un día os encontráis esta flor os recomiendo que la probéis, por eso de tener una experiencia nueva, pero estad preparados!!!

Este fin de semana, por fín, nos quedamos en Toulouse, pero no creo que sea un fin de semana tranquilo...el Domingo participo en un mercadillo!!!. La semana que viene os cuento qué tal me ha ido. Disfrutad!!








1 comentario:

Ursulinska dijo...

Alucinada me quedo con lo de la flor jejeje no había lído sobre ella nunca!! Estaré atenta si alguna vez la veo ;)