viernes, 13 de agosto de 2010

vuelo directo

Mi amiga Susana tiene un blog de viajes: vuelo directo, esta chica ha estado en todas partes!!! y el blog está muy bien tanto para planear vacaciones como salidas de fin de semana.

El otro día publicó una entrada sobre "su" Ramadán, el que vivió en El Cairo, la podeis ver aquí. El caso es que me ha dado envidia y yo también quiero contaros "mi" Ramadán, como ella dice, aunque es una de las costumbres musulmanas que más se conocen por los no musulmanes, vivirlo es diferente.

En 2007 acabé mis estudios y me fui 3 meses a vivir a Túnez, estuve alli trabajando con una ONG y justo llegué al pais en los primeros dias de Ramadán.
Me impresionó cómo las calles, habitualmente bulliciosas se vaciaban un poco antes de caer la noche. La gente cierra las tiendas, va a casa a prepararse y luego a las mezquitas, a hacer la última oración antes de romper el ayuno.

Yo, evidentemente, no ayuné. Intentaba cortarme y no comer o beber en público, pero a veces ni me acordaba y sacaba mi botellita de agua. Nunca nadie me dijo nada (y no sólo por europea, en más de una ocasión me confundieron con una tunecina). Lo pasé mal un dia que conocí a dos mujeres en el zoco y estuve toda la mañana con ellas comprando barros para el hamman, kolh y cosas de esas. Al final, muerta de calor y de sed les pedi que fuesemos a un café con la intención de invitarlas a un té como agradecimiento, y cuando vi que sólo estaban abiertos los de la zona más turística me acordé de que era Ramadán!!!. Imaginaos lo mal que me sentí, tomandome mi té apresuradamente delante de ellas que no tomaron nada.

Despues de la oración se cena en familia. Hay muchos platos, pero me sorprendió que tampoco se pegan un gran atracón!!, creo que si me pasase de sol a sol sin comer (y sin beber!!!!!!!!!!!!!!!os imaginais este año, que cae en Agosto?) luego no podría evitar comer más de lo necesario.

Y, para acabar, se celebra. Los cafés se llenan de gente que toma té y fuma shisha. En Túnez está permitido el alcohol, pero es muy caro (para su poder adquisitivo) y sólo se vende en muy poquitos restaurantes, por lo que tampoco noté que en Ramadán la gente bebiese mucho más que el resto del año.

Lo bueno de vivir allí es que conoces enseguida a gente. Además, en los paises del Magreb la gente es super acogedora, y más en su mes más sagrado, donde la limosna y la hospitalidad se vuelven aún más preceptivas. Eso hizo que me invitasen a romper el ayuno varias veces.
MI anfitrión principal fue Ilias, es un hombre muy místico, sufí, y trabaja como almuédano en la Gran Mezquita de Túnez capital. Es decir, es uno de los encargados de subir al minarete y llamar a la oración.



Concretamente, desde este alminar.

El día que lo conocí me enseño su casa (si, ya, no debería irme sola a casa de alguien que acabo de conocer, pero es que alli todo es distinto). Vivía en un palacete (mirad las fotos de debajo, es alucinante).

Pero vivía solo y el palacete se estaba cayendo a pedazos, por lo que lo vendió a un francés que quería restaurarlo y montar un hotel.




Y una semana más tarde nos invitó a mi compañero de trabajo, dos chicas belgas y a mi a romper el ayuno en su casa. Cenamos un cuscus extremadamente picante (como todo alli) en su patio:

Pero, en cualquier caso, la invitación que más me gustó fue ya casi al final del Ramadán. Ilias me propuso ir a una mezquita sufí que había en medio del cementerio principal de Túnez (si habeis visto algún cementerio musulman vereis que no dan miedito, al contrario, son hasta monos, con todas las lápidas iguales y encaladas). Nos juntamos en esta preciosa mezquita:

Hicimos la última oración juntos y luego cenamos todos juntos, tomamos té y fumamos shisha.

Para la ocasión se vistió muy elegante.

Fue una noche estupenda, fueron super acogedores conmigo, nadie se cuestionó que esa no fuese mi forma habitual de rezar y me trataron en palmitas, tuve que probar toooooodos los platos que habian cocinado y no me dejaron ayudar a recoger y fregar.






Ya acabo, os lo prometo, ajajajaja, pero tengo que deciros donde celebré el Aid (fiesta) de fin de Ramadán.

En El Djem!!!, un pueblo pequeño, ya pegado al desierto en el que no hay NADA salvo un impresionante anfiteatro romano. Es espectacular encontrarte eso en mitad de un pueblo perdido.



Lo malo es que, al ser fiesta, no puede verlo por dentro, estaba cerrado por la fiesta, lo bueno, el ambiente festivo, el cordero de la comida y la alegría



Bueno, basta por hoy, no?, jajajajja, gracias por leerme

3 comentarios:

Elena dijo...

Oh! Me ha gustado mucho que hayas compartido este momento de tu vida con nosotras, es muy interesante! Mua!

Susana dijo...

¡Me ha encantado este post viajero!

Super interesantes tanto el texto como las fotos desde la primera palabra a la última.

¡Un besito guapa!

Begoña dijo...

Me ha gustado mucho tu viaje,muy interesante el haberlo vivido con gente local,entre Susana y tú me habeís hecho conocer el Ramadan, el anfiteatro es precioso.